Las estafas piramidales, también conocidas como estafas Ponzi, generan enormes beneficios a sus autores en muy poco tiempo. De hecho, mayor es el beneficio cuanto mayor sea el número de personas embaucadas. Aunque se tiene conocimiento de este tipo de estafas desde al menos el siglo XIX, la esencia de las mismas no ha cambiado. A continuación, vamos a ver cómo Ponzi puso en marcha la primera estafa piramidal a gran escala.
¿Quién era Carlo Ponzi?
Carlo Ponzi era un emigrante italiano que llegó a EEUU en 1903, con apenas 20 años y con tan solo 2,5 dólares en el bolsillo. Sobrevivió realizando trabajos de poca categoría durante sus primeros años, hasta que en 1907 emigró a Canadá donde comenzó a trabajar en un banco.
Este fue el primer contacto de Ponzi y las estafas piramidales. Esta entidad bancaria quebró al descubrirse que su propietario pagaba los intereses utilizando los ingresos de los nuevos clientes. Cuando esto sucedió el propietario huyo a Méjico con el dinero que pudo reunir.
Su paso por la cárcel
Es en este momento, tras quedarse sin empleo, cuando comienza la carrera delictiva de Carlo Ponzi. Intento hacer efectivo un cheque falsificado y fue acusado de estafa y condenado a 3 años de cárcel. Nada más salir de prisión, fue detenido nuevamente mientras se dirigía a EEUU en tren. En esta ocasión fue acusado de tráfico ilegal de inmigrantes.
En 1912 salió de la cárcel, y tuvo una vida itinerante, hasta que en 1917 se estableció en Boston, donde se casó con la que sería su esposa hasta ser deportado años después. Aquí es donde puso en marcha la maquinaria de la que sería la primera estafa piramidal a gran escala.
Sellos para hacerse millonario
A Ponzi se le ocurrió por aquellas fechas, crear una publicación gratuita que estuviera financiada por publicidad, a la que llamó “La guía del comerciante”. No obstante, para poner el proyecto en marcha necesitaba una financiación inicial, que ningún banco se atrevía a darle.
Aunque el proyecto no salió adelante, un día recibió una carta proveniente de España. Una compañía española le solicitaba una copia de “La guía del comerciante”, y para que se la pudiera hacer llegar, la carta incluía un cupón de respuesta internacional de correos.
Los cupones de respuesta internacional de correos, son cupones pagados previamente por el remitente, que permitían al receptor de los mismos realizar sin coste alguno un envío al remitente.
Ponzi se dio cuenta de que los acuerdos internacionales no tenían en cuenta las variaciones del tipo de cambio, y pensó en sacar beneficio, comprando cupones de países cuya moneda estuviera devaluada respecto al dólar, e intercambiarlos por más valor en EEUU.
Dicho con otras palabras, compraría cupones en países con una moneda devaluada, como Italia o España. Luego enviaría esos cupones a EEUU, y los canjearía por sellos, cuyo valor sería mayor al tener una moneda mas fuerte, luego transformaría los sellos en dinero nuevamente, obteniendo la esperada ganancia.
Una idea de negocio que sirvió para atraer a numerosos inversores, bajo la promesa de grandes beneficios. No obstante, nunca la puso en funcionamiento, fue solo el gancho que necesitaba.
La primera estafa piramidal a gran escala
No obstante, Ponzi necesitaba de nuevo financiación si quería poner en marcha ese negocio. Para ello creo en 1919 la sociedad SECURITIES EXCHANGE COMPANY. Ponzi, como único empleado y con una oficina que tenía que subarrendar para poder hacer frente a los gastos, comenzó así la primera estafa piramidal a gran escala.
Prometía unos intereses del 50% en tan solo 90 días, y llegó incluso después a bajarlo a 45 días. En enero de 1920, había conseguido 18 inversores, y en julio ya eran mas de 30.000. Ponzi, ofreció un 10% adicional a todo aquel que trajera un nuevo inversor. La bola de nieve ya no podía parar. Ponzi y las estafas piramidales habían quedado vinculado para siempre.
Como funciona la estafa piramidal
En una estafa piramidal, el estafador ofrece la posibilidad de invertir en un negocio que genera amplios beneficios en muy poco tiempo. En el caso de Ponzi era la compraventa de cupones de respuesta internacional.
No obstante, ese negocio nunca se pone en marcha, solo es el cebo para conseguir el dinero de los inversores. Los intereses de los inversores no se pagan con beneficios de ese supuesto negocio, sino que se pagan con el dinero de otros inversores. Mientras que el número de inversores vaya creciendo, y que la mayoría de los mismos dejen su dinero invertido, la estafa se puede prolongar en el tiempo y obtener más y más beneficios para el estafador.
La caída a los infiernos
Fue un artículo del Boston Post, el que marcó el inicio del fin para el negocio de Ponzi. El artículo señalaba que, teniendo en cuenta que el negocio consistía en la compraventa de cupones y el cambio de estos por sellos para su conversión en dinero, y atendiendo al volumen de inversión que acumulaba, serían necesarios 160 millones de sellos para hacer frente a los pagos, y que en EEUU solo había 27.000 cupones de respuesta internacional.
El artículo provocó que las autoridades abrieran una investigación, y esta puso de manifiesto que Ponzi acumulaba una deuda de 7 millones de euros, que no existía el negocio de los sellos, y que los intereses de los inversores se pagaban a costa de los ingresos del resto de inversores. La estafa piramidal más grande de la historia había llegado a su fin. Miles de personas arruinadas, varios bancos en quiebra, y Ponzi sentenciado a 5 años de cárcel por fraude fiscal.